El obispo de Autlán, Jalisco, Rafael Sandoval Sandoval, fue víctima de la delincuencia organizada en Encarnación de Díaz cuando se dirigía a Aguascalientes a celebrar un acto litúrgico organizado por algunos parientes.
A mano armada lo asaltaron y despojaron de su camioneta 4×4, un teléfono celular, su cruz pectoral y su anillo, dejándolo abandonado en una brecha, pero con vida.
El obispo salió de la Diócesis de Autlán con destino a esta ciudad para la celebración religiosa y viajaba en una camioneta 4×4.
El propio obispo Rafael Sandoval tenía la costumbre de manejar él mismo su camioneta y sin acompañante.
Al transitar por una carretera de Encarnación de Díaz un tráiler le cerró el paso para obligarlo a detener su marcha y enseguida se le emparejó una camioneta tripulada por varios sujetos armados.
A partir de entonces comenzó la pesadilla para el religioso.
Los pistoleros lo amagaron y uno de ellos le colocó el cañón de un arma de fuego en la cabeza.
Pese a estar asustado, el obispo se identificó plenamente.
Sin embargo, su condición eclesiástica no les importó a los delincuentes, que lo obligaron a recorrerse del asiento del conductor de su camioneta y acostarse en el piso de su unidad.
Los asaltantes tomaron posesión de su vehículo y se retiraron por la misma carretera.
Tras recorrer alrededor de 5 kilómetros se internaron en una brecha y ahí lo bajaron para despojarlo de sus pertenencias y dejarlo abandonado.
“Dios les perdone” les dijo el obispo y les dio su bendición cuando se dieron a la fuga a toda velocidad en su 4×4.
El obispo tomó el camino en el que lo dejaron y llegó a una comunidad.
Tocó la puerta de la primera casa que encontró y le pidió ayuda a una mujer, pero no le creyó quién era ni que lo acababan de asaltar.
El obispo se dirigió a la capilla del pueblo y aunque no estaba el sacerdote a cargo se entrevistó con un diácono, que al principio tampoco le creía lo que le decía, hasta que finalmente lo convenció.
El obispo pudo realizar algunas llamadas y después de varias horas llegaron sus familiares para brindarle auxilio.
El asalto sucedió a finales del mes de junio, pero la Diócesis de Autlán lo acaba de confirmar a algunos medios de comunicación de Jalisco.