Familias con años de tradición de producir tamales y que tenían la seguridad de vender el Día de la Candelaria, se conforman con completar la venta de lo que hicieron para el día, ya que en los hogares que les consumían en grandes cantidades, todo cambió con las restricciones sanitarias.
Personas que se dedican a la venta de tamales mencionan que con las cancelaciones de actos religiosos también se les ha ido mucha venta, pues no hay reuniones familiares, por lo que esto influyó en las malas ventas.
Además los costos de las materias primas están en aumento, a la par de que subió el gas y esto hace que muchas mujeres que vendían tamales estén en pausa, ya que también afuera de las escuelas se ponían para vender, pero ahora sin el regreso a clases se ha suspendido este ingreso extra para las familias.
Las tamaleras ante la incertidumbre de no tener las ventas esperadas este Día de la Candelaria prefirieron hacer sólo los pedidos que les hicieron anticipadamente, pero sin certeza de vender más en esta ocasión.
Por lo que siguen como cualquier negocio, luchando por sostenerse y que se recupere el trabajo.
