Los ciudadanos hicieron a un lado el temor a la pandemia de coronavirus y la desidia para acudir desde temprana hora a cumplir con su deber cívico, por lo que la de ayer resultó ser una jornada tranquila, copiosa y ejemplar.
Los consabidos contratiempos en la instalación y apertura de algunas casillas, la desorganización que prevaleció a temprana hora en varias más y el tradicional descanso dominical no evitaron que las personas con credencial para votar se presentaran en orden a cruzar las boletas respectivas por las y los candidatos que les llenaron el ojo con sus propuestas.
Para los funcionarios electorales y los representantes de casilla no fue un día de campo, pero sí un día tranquilo, puesto que fueron contados los casos donde se presentaron algunos problemas, sea por la presencia cercana a las casillas de células de los partidos políticos que se encargaron de invitar e incluso de tratar de influir en la votación para sus candidatos, o bien por personas que se decían observadores sin serlo en realidad y que quisieron estar cerca de donde los ciudadanos tomaron la decisión que marcará el rumbo de Aguascalientes por tres años, o quizá hasta más años, pues en la elección de ayer estuvo en juego mucho y no sólo los cargos en disputa.
En las casillas que se instalaron tanto al norte como al sur, en el centro e incluso en el poniente, además de las especiales que se ubicaron en puntos estratégicos, como la Central Camionera y el aeropuerto para atender la participación de los electores en tránsito, fue notable la afluencia de votantes, al grado de que en varias de las unidades receptoras de voto se llegó a observar filas kilométricas de personas que salieron gustosas por cumplir con su deber ciudadano.
En la central de autobuses, donde se instalaron y funcionaron durante toda la jornada un par de casillas especiales o extraordinarias, hubo lo mismo personas de Jalisco que de la Ciudad de México, Monterrey, Puebla, León, Sonora y de la vecina entidad Zacatecas, que con paciencia esperaron su turno para recibir las boletas y cruzarlas, pues “no quiero quedarme sin elegir a quienes nos representarán”, coincidió en señalar una pareja de jóvenes que se desplazó de la capital del país a la tierra de la gente buena para disfrutar su “luna de miel” y que decidió darse un tiempo para cumplir con su deber cívico.
La histórica jornada concurrente -histórica porque por primera ocasión estuvieron invitados a la fiesta cívico-democrática el mayor número de ciudadanos y concurrente porque se estuvo eligiendo a través del voto a autoridades federales (legisladores), estatales (gobernadores) en el caso de algunas entidades y locales (diputados)-, tuvo sus altibajos, porque por la mañana arrancó animada, después del mediodía y en la hora de la comida bajó de manera sensible la afluencia, pero en la víspera del cierre de la jornada volvieron a notarse las filas nutridas de personas que no quisieron desaprovechar la oportunidad para tomar su decisión, la que ahora tendrá que ser respetada por todos, incluyendo quienes buscaron el apoyo para representar a la población desde los diferentes cargos que estuvieron en juego.