El Gobierno de la 4T se olvidó rápido de su compromiso de eliminar los gasolinazos, pues el precio de las gasolinas y del diésel nuevamente anda por las nubes ante los sistemáticos ajustes al alza.
La gasolina Regular (verde), que es la de mayor consumo en el mercado local, disparó su precio por encima de los 21 pesos por litro y la Premiun (roja) se fue hasta los 22.70 pesos por litro, mientras que el diésel también anda arañando los 22 pesos.
De costar la gasolina regular 18.50 pesos por litro en promedio en enero pasado, ahora en las estaciones de servicio de las diferentes marcas se está vendiendo entre los 20.50 y arriba de los 21 pesos, es decir, casi tres pesos más en apenas tres meses; la Premium inició el año costando casi los 19 pesos el litro y al día de ayer andaba hasta en los 22.70 pesos, ocurriendo lo mismo en el caso del diésel, que es el combustible utilizado mayormente por el transporte de carga, pasaje y por algunas empresas.
Mientras que los dueños de vehículos de motor califican de “criminal” el encarecimiento de la gasolina, pues “no sólo afecta nuestra economía, sino la de todos debido a que a fin de cuentas la gasolina cara repercute en prácticamente todo”, los empresarios del sector se deslindaron de los aumentos tras sostener que es el mercado el que obliga a mover los precios de un día para otro.
“El precio de los combustibles se maneja de acuerdo al mercado internacional y propiamente a lo que ocurre en Texas, pues no hay que olvidar que es el que marca la pauta en todo esto de las gasolinas”, explicó uno de los gasolineros consultados sobre el particular.
Los subsidios que aplica el Gobierno no logran evitar los aumentos al precio de los combustibles, pues estos son necesarios para evitar desfasamientos que lleven a otro tipo de problemas, como el cierre de los expendios por la incosteabilidad en el precio de venta al público, explicó.