Buscan refugio en Aguascalientes familias del vecino estado Jalisco que en los últimos días han estado en medio de enfrentamientos armados entre los cárteles de Jalisco y Sinaloa.
La comunidad Mechoacanejo, perteneciente al municipio Teocaltiche, se ha convertido en el lugar seguro para refugiar a las familias de las colonias El Saucito, Pocitos, Aguatinta, El Rosario, Rancho Mayor, Los García y Rancho Santo; no obstante, la gente tiene miedo y se ha desplazado a Teocaltiche, Villa Hidalgo y Aguascalientes.
Un verdadero éxodo empezaron a vivir las familias al convertirse la comunidad Mechoacanejo en tierra de nadie, pues amenazados por la inseguridad y el miedo no les ha quedado de otra que abandonar sus hogares.
“El último enfrentamiento se dio el pasado martes y desde entonces cerca de 90 familias compuestas por hombres, mujeres y niños se han reubicado con otras familias en comunidades más seguras; sin embargo, existen once familias que aún se resisten a dejar sus casas, animales y pertenencias, a ellas se les lleva víveres con apoyo de la Policía estatal, mientras que el Ejército y la Guardia Nacional resguardan la sierra para que los grupos delictivos no bajen a las colonias, sin embargo, existe el miedo de que vuelva la intromisión”, declaró el párroco de Mechoacanejo.
En ese mismo sentido, el sacerdote mencionó que las puertas de la parroquia están abiertas, pero se optó por que las mismas familias de la localidad hospedaran a las de las comunidades más afectadas, confirmando que el grueso de personas sigue ahí mientras que otras se desplazaron con familiares a los municipios Teocaltiche, Villa Hidalgo, Tepusco e incluso a Aguascalientes.
La situación sigue estando muy tensa, viven en la incertidumbre y no saben cuándo podrán regresar a sus casas, por el momento elementos del Ejército acompañan a jefes del hogar para que vayan a darles alimento y agua a los animales, además de revisar el estado de sus casas, permaneciendo sólo unos momentos y regresan para resguardarse.
El problema es entre grupos delictivos, la parroquia no ha sufrido amenazas ni agresiones y se ha convertido en centro de acopio para apoyar a todas estas familias que se encuentran resguardadas, que siguen temerosas y claman por la paz: “Es normal, imagínese escuchar balazos por todos lados y tan cerquita, no es fácil vivir en un ambiente donde no se sabe en qué momento pueden darse los enfrentamientos; no se ha tenido noticias de las tres personas que se llevaron y sus hijos los esperan, seguimos orando para que regrese la paz”.
