El poder adquisitivo de los trabajadores registró una nueva caída, en esta ocasión del 10 por ciento como consecuencia del drástico incremento en el precio del gas doméstico, provocando con ello un nuevo descalabro en la economía familiar.
Pese a los esfuerzos que se realizaron desde el 2019 al autorizarse mayores aumentos al salario mínimo, precisamente para recuperar el poder adquisitivo, nuevamente se retrocedió, pues al subir el precio del gas de manera tan excesiva aumenta también el gasto de las familias en los alimentos.
En consecuencia, los gobiernos deberán activar los programas de apoyo para mitigar el impacto, los cuales consisten en la entrega de calentadores solares a familias de escasos recursos, así como hornos solares, lo que les genera importantes ahorros.
Se estima que los calentadores de agua para bañarse se llevan el mayor consumo del gas, por lo que se debe seguir apoyando a las familias más necesitadas, señaló Alberto Aldape Barrios, director del Centro de Investigación para el Desarrollo Empresarial (CIDE).
Detalló que de acuerdo a los estudios realizados, el gasto en alimentos se lleva el 40 por ciento del total del gasto de las familias, de manera que un aumento del gas en más del 10 por ciento, impacta directamente en la economía familiar porque el alza no prevista podría destinarse a otros gastos.
Adicional a estos gastos, se suman todos los relacionados con la higiene personal que demanda la emergencia sanitaria Covid, tales como cubrebocas, máscaras y gel antibacterial, entre otros productos como sanitizantes y desinfectantes.
Por lo tanto el alza en el precio del gas doméstico está mermando el poder adquisitivo de las familias, esto a pesar del incremento que se dio al salario mínimo, reiteró el analista económico.
