- Los obligaron a ir a un centro comercial mientras a su papá le exigían un pago de medio millón de pesos por su rescate
Dos jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), hermanos entre sí, fueron víctimas de un secuestro virtual ya que fueron obligados a trasladarse a un centro comercial en esta ciudad mientras que a su papá, despachador de una gasolinería en Teocaltiche, Jalisco, le exigían un depósito de medio millón de pesos a cambio de su liberación.
Autoridades de Jalisco intervinieron en el caso y evitaron que se consumara la extorsión telefónica, mientras que familiares de los estudiantes fueron por ellos para resguardarlos.
Los hermanos, una muchacha de 21 años y un joven de 18, recibieron una llamada telefónica de unos delincuentes, que los amenazaron y les ordenaron trasladarse a un centro comercial de la ciudad de Aguascalientes para que no tuvieran contacto con sus parientes, por lo que así lo hicieron.

Los extorsionadores le llamaron al papá de los estudiantes de la UAA, que estaba trabajando como despachador en una gasolinería ubicada a la altura del kilómetro 3 de la carretera Teocaltiche-Encarnación de Díaz, y le aseguraron que tenían secuestrados a sus dos hijos, exigiéndole 500 mil pesos por su rescate.
Oficiales de la Policía del Estado de la Secretaría de Seguridad Jalisco, al realizar un recorrido, pasaron por la estación de servicio y al verlos el despachador les pidió ayuda.
Al conocer lo que sucedía, los elementos le hicieron saber que se trataba de una extorsión, pero dieron parte al agente del Ministerio Público y activaron los protocolos de búsqueda, realizando llamadas a los familiares de los estudiantes, que manifestaron no saber nada de ellos.

En determinado momento el despachador recibió una llamada telefónica de su hija, que le informó que su hermano y ella se encontraban en un centro comercial de Aguascalientes ya que habían sido amenazados.
Los oficiales contactaron a unos parientes de los hermanos con domicilio en esta ciudad para que fueran por ellos a la plaza comercial y los resguardaran, localizándolos en buen estado de salud y fuera de peligro.
El despachador comprobó que su hijos no estaban secuestrados, con lo que se evitó que hiciera algún depósito a los extorsionadores.
