viernes, mayo 3, 2024

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Actriz de “Café con aroma de mujer” habla su escoliosis

CIUDAD DE MÉXICO, enero 13 (EL UNIVERSAL)

En 1994 México se rindió ante la belleza de la colombiana Margarita Rosa de Francisco, quien en ese momento protagonizaba la telenovela “Café con aroma de mujer”, de eso han pasado casi 30 años pero ella sigue viéndose espectacular a sus 58 años, pese a la enfermedad con la que lucha desde que tenía 16.


La actriz explicó durante una entrevista en el programa “Ventaneando”, que le diagnosticaron a los 16 años esclerosis degenerativa, por lo tuvo que someterse a una cirugía que además de complicada, le limitó la movilidad de su cuerpo.


“Primero tuvieron que atornillarme la columna, entonces estoy como si me hubiera tragado un palo de escoba, eso me hace sentir como presa en mi propio cuerpo, ha sido como un camino para aprender a aceptar esa inmovilidad”, contó en dicha entrevista transmitida el 10 de enero.


Para su recuperación tuvo que usar un corsé de yeso que le cubría todo el torso durante nueve meses, así que cuando lo retiraron tuvo que aprender a lidiar con su nueva condición física, así que comenzó un entrenamiento físico que le ayudó.
“Empecé otra vez como a construir mi cuerpo y desde ahí como que nunca paré”.
Margarita Rosa de Francisco acepta el paso del tiempo


También hace unos años atrás causó polémica por el uso que hizo del botox en su rostro, pero también ha decidido dejar eso atrás y por lo mismo no critica a las mujeres que recurren a hacerse esa clase de arreglos, pero algo que le ha impresionado con la llegada de las redes sociales, es que esas prácticas son cada vez más comunes.

“A mí me impresiona por lo que veo en TikTok, ver a las mujeres interviniendo tanto sus caras, sus cuerpos para aparecer, en el caso de las mujeres de mi edad, pues más jóvenes. Yo no puedo juzgar a las mujeres que hacen esto porque yo también lo he hecho, a cada mujer le va llegando su momento de desprenderse, de decir ‘que venga lo que venga, no me importa'”.


Esto le ha hecho sentir compasión por la Margarita del pasado, que se la pasaba todo el tiempo ansiosa por los resultados de su trabajo, pero esto es algo que pudo discernir con la llegada de la madurez.

“Ser una mujer hoy de 57 años tranquila con mis inseguridades y con mis confusiones, ya siento que no tengo más ambiciones con respecto a nada”.

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