Río de Janeiro, Brasil – Casi 20 años más tarde del impactante secuestro de un autobús municipal en Río de Janeiro, Brasil se conmocionó de nuevo este martes por un hecho similar sucedido en el puente Niteroi de Río que acabó con el asaltante muerto por el disparo de un francotirador y con 37 rehenes ilesos.
A las 5.26 hora local, el día todavía no había despuntado en Río cuando el autocar de la línea 2520 de la empresa Galo Branco que une São Gonçalo y Río de Janeiro por el puente de Niteroi era secuestrado por un joven que se tapaba el rostro con un pañuelo.
Después de cuatro tensas horas -en las que fueron liberados seis pasajeros-, el secuestro terminó cuando un francotirador de elite apostado sobre un camión de bomberos acabó con la vida del secuestrador, identificado como William Augusto da Silva, aprovechando que había salido un instante del vehículo.
“Mi papel como gobernador es hacer que todo funcione y así fue. Rápidamente, intentamos resolver el transtorno para la sociedad, en la mejor medida de lo posible”, dijo el gobernador de Río, Wilson Witzel, criticado por su exacerbado uso de la contundencia policial para combatir la criminalidad.
Witzel, juez de carrera y antiguo infante de la Marina, había llegado al lugar de los hechos en helicóptero, poco después de la muerte del asaltante, y nada más aterrizar sobre la autopista que alberga el puente dio un salto y levantó el puño en señal de victoria.
“Hablé con familiares de él (secuestrador). Uno de ellos me pidió perdón, pidió perdón a los rehenes, alguna cosa falló en su educación. Vamos a cuidar de su familia”, señaló el gobernador, en un tono más conciliador.
Todavía se sabe poco de las posibles motivaciones de Augusto da Silva, quien portaba un arma de juguete, un bidón de gasolina y un puñal.
El joven, residente en São Gonçalo, un populoso suburbio separado de Río por la bahía de Guanabara, tenía señales de depresión, según testimonios recogidos por la prensa local.
El asaltante falleció a las 10.35 hora local a camino del hospital, al que llegó con parada cardiorrespiratoria producto de los disparos policiales.
Los 37 pasajeros del autobús resultaron ilesos. Solo se registró el desmayo de una mujer fruto de la tensión vivida.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, usó el Twitter para dar la enhorabuena a los agentes: “criminal neutralizado y ningún rehén herido. Hoy no habrá lágrimas de la familia de ningún inocente”.